La comunicación en el corazón de la misión de la Iglesia


Iglesia Viva. Bogotá 6.3.10.- La realización de un nuevo encuentro continental de delegados de comunicación de conferencias episcopales realizado en Bogotá del 3 al 5 de marzo reciente, fue una ocasión para conversar con Mons. Gregorio Rosa Chávez, Obispo Auxiliar de San Salvador y miembro del Consejo de Obispos del Departamento de Comunicación del Consejo Episcopal Latinoamericano – CELAM.
Apóstol del testimonio que ha dejado Mons. Oscar Arnulfo Romero, del cual se considera discípulo, Mons. Rosa Chávez ubica a la comunicación en el ser y misión de la Iglesia y responde a esta entrevista desde inquietudes que podrían resultar propias de los comunicadores católicos. Mons. Gregorio cita permanentemente el Evangelio y los documentos de la Iglesia al tiempo que los confronta con el testimonio de Jesús y de Mons. Oscar Romero.

José H. Rivera (JHR): ¿Cuál considera que sea el principal desafío de los comunicadores católicos?
Mons. Gregorio Rosa Chávez (MGRC): Su capital es la credibilidad y cuando se pierde se perdió todo. Te cuento un ejemplo del presidente de El Salvador, un un joven periodista, era el hombre de mayor prestigio como periodista y analista, se preparaba para sus entrevistas, era un muy agudo con las preguntas, con un lato sentido de justicia, la gente lo premió llevándolo a la presidencia y él tomó como guía de su gobierno a Mons. Romero y esto lo hizo con toda sinceridad. Yo recuerdo cuando me invitó a una entrevista que duraba una hora y le entregué un libro de Mons. Romero, mientras se pasaban los comerciales, y ese libro él lo cito en su toma de posesión. O sea gente coherente, porque si nosotros no somos coherentes no nos van a creer y si no nos creen ya perdimos todo, es nuestro único capital, hablando de comunicadores en general e igual vale para la gente de Iglesia. Y Mons. Romero eso es lo que tuvo, un hombre coherente hasta el final, lo vimos en este documental que ayer pudimos conocer y que tú llevas para tu patria y que va a ser, sin duda para los comunicadores, un gran estímulo.

JHR: Los comunicadores católicos también sentimos frecuentemente un debilitamiento de nuestro ser y misión como Iglesia, ¿cuál podría ser nuestro itinerario para salir de afrontar este desafío?
MGRC: Yo voy a responderte desde el lado nuestro de los que somos pastores ¿qué Iglesia estamos construyendo, qué sueño de Iglesia estamos transmitiendo? Uno va viendo cada país y donde hay una persecución la Iglesia se volvió muy viva. Ayer les contaba yo cómo Mons. Romero piensa cuál es su sueño de Iglesia y me encantó cómo él descubre en los jóvenes de América Latina lo que ellos sueñan y eso que ellos dicen en el documento de Medellín habla de eso, en el documento de juventud número 15 para quien quiera constatarlo, él toma eso como su utopía y la construye así, una Iglesia pobre, misionera y pascual, libre de todo poder temporal y audazmente comprometida en la liberación de todo el hombre y de todos los hombres, eso es lo que nos dejó, esa Iglesia atrae, fascina. Entonces los pastores a veces nos acomodamos a una Iglesia que no es la de Jesús, que no soñó Jesús y cuando uno se va llenando de cosas, de privilegios y de poder, ya perdió el estilo de Jesús de Nazareth, por eso monseñor nos enseña a ser pastores al estilo de Jesús, totalmente desprendido y sin nada, sólo confiados en Dios, en su gracia y en su fuerza. Yo pienso en Mons. Romero como David contra Goliat, David con una pequeña onda y una piedra, monseñor la honda era su palabra y la piedra era pues su radio católica, una radio sencilla en AM que dio a un país luz y esperanza a través de su palabra. Entonces a veces uno se acostumbra a una Iglesia con privilegios, con poder y cree que así tiene que ser. Entonces el comunicador inconcientemente siente que esa es la Iglesia que está él viviendo y observando, entonces que se sienta parte de sueño de Dios, no sólo que diga qué mal andamos sino que diga, cómo hacer desde mi campo de comunicador para hacer que esta Iglesia que Jesús soñó se haga presente entre nosotros. El Papa dice una Iglesia donde los pobres se sientan como en su casa, un desafío tremendo. Yo me pregunto, los pobres se sienten en su casa en nuestra Iglesia? O cuando dice la Iglesia casa y escuela de comunión, una frase preciosa del Papa Juan Pablo II, nos da ya unas pistas claras de cómo tendríamos que luchar por una Iglesia que sea más y más parecida a la Iglesia que Jesús nos dejó.

JHR: ¿Cómo afrontamos el riesgo de confundir la opción cristiana con solamente una opción ideológica o política?
MGRC: Fíjate que la Iglesia boliviana se parece mucho a la Iglesia de Mons. Romero en muchos aspectos, una Iglesia presente en la historia de su pueblo, una Iglesia que habla, que toma posición, que se arriesga y yo leo con frecuencia pronunciamientos. Eso no es común en las Iglesias de América Latina, nos hemos ido como metiendo en la sacristía. El segundo punto son los laicos. Monseñor en su predicación y en su trabajo soñaba con laicos que desde la fe transformaran la política y el documento Iglesia en América me sorprende cuando habla de los laicos, si tu lees ese documento tiene dos ámbitos donde se mueve, el ámbito del mundo y el ámbito de la Iglesia, y que el ámbito principal es el mundo y ahí los lanza en forma audaz al mundo de la política, la cuestión es cómo hacer política ya en sentido cristiano y ahí viene el tema del acompañamiento. Mons. Romero acompañó a los políticos de su tiempo, ellos eran los nicodemos que llegaban a hablar con él de noche y eso consta en su diario también y yo lo vi porque estaba muy cerca de él y esa gente recuerda tanto esas pláticas con monseñor, porque esto lleva a otro punto y es que uno tiene que mojarse con los laicos, no sólo lanzarlos a la piscina si no estoy dispuesto a mojarme con ellos y es un poco donde a veces fallamos los pastores que damos un poco los criterios, pero no acompañamos en sentido como lo hacía Jesús, de modo que este es un tema nuevo en la Iglesia, el tema del acompañamiento a quienes quieran desde su fe vivir en el mundo su vocación laical, sea el mundo de la cultura, de la comunicación, de la educación, del trabajo, de la economía o de la política que son los famosos areópagos de los que habla Santo Domingo, donde no está presente el Evangelio por culpa de los laicos y de los pastores que no saben formarlos ni acompañarlos, creo que es un punto clave, el Papa Benedicto XVI lo recalca permanentemente porque siente que en nuestro continente todavía hay una sensibilidad de la fe en los que están en esos campos, pero falta que les formemos y que les acompañemos, dos palabras que están en Santo Domingo y que yo las cito a menudo, pero que tendríamos que tomar más en serio.

JHR: Un saludo a los Obispos y comunicadores de Bolivia
MGRC: Tengo grandes amigos entre los obispos bolivianos, les quiero muchísimo, les admiro mucho, sé que no ha sido fácil la tarea para ellos, yo sé porque a nosotros también nos tocó vivir estas situaciones de frontera, donde el conflicto era como el pan nuestro de cada día, en esos momentos de soledad que uno siente que es incomprendido, que tiene que correr riesgos al decir algo o al no decirlo, que una parte no va estar de acuerdo con uno, es saber que Jesús vivió lo mismo y que fue fiel hasta el final a tres cosas, Jesús tiene tres características, a mí me gusta repetirlas, primero la sintonía total con el Padre buscando su voluntad a través de la oración, segundo la pasión por el Reino y tercero la compasión por la gente. Con estas tres características, sea laico o sacerdote, tiene ya una garantía de que lo que haga se parecerá a lo que hizo y vivió Jesús. Un abrazo desde Bogotá para quienes escuchen esta conversación.

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